Una creencia muy extendida es que la alimentación saludable es cara, y es un asunto sobre el que discrepo totalmente. Cuando pasamos a plantearnos un cambio de dieta basada en vegetales, entonces las objeciones se multiplican: “el vegetarianismo es para ricos”, “solo unos pocos pueden comer así”, “eso es una moda de gente de pasta”… ¿Tú también has oído este tipo de frases? Yo tengo toda una colección de esta clase de comentarios.
En este post voy a intentar poner un poco de luz sobre este aspecto y demostrar que una alimentación saludable basada en vegetales no es más cara, al contrario, puede y debe suponer un ahorro si está bien hecha.
¿Qué entendemos por alimentación saludable?
Si queremos mejorar nuestra manera de alimentarnos, deberíamos incrementar el consumo de hortalizas, verduras y frutas. Y de entre ellas siempre elegir las que sean de temporada. Precisamente esas serán las más económicas, ya que las consumimos en el momento en que más oferta hay en el mercado, lo cual abarata precios.
Otro grupo de alimentos que debería estar siempre en nuestra despensa, son las legumbres. Ni que decir tiene que hay una variedad de legumbres en el mercado enorme: garbanzos lechosos, pedrosillanos, alubias blancas, carilla, moradas, azukis, lentejas pardina, castellanas, beluga, coral… Hay para elegir y no repetir en días.
Las legumbres son tan económicas que nos podemos permitir el lujo de comprar las que queramos, las más caras, las ecológicas, las exclusivas… La relación entre precio y ración es de chiste. Especialmente si las compramos secas y hacemos el remojo y cocción en casa (como debería ser). Realmente son imbatibles en su relación calidad/precio y deberían ser una de las bases de nuestra alimentación si queremos cuidarnos.
Luego están los cereales: arroz integral, basmati, semiintegral, nerone, quinoa, trigo sarraceno, mijo, bulgur… Otra cantidad apabullante en las estanterías a disposición de nuestra salud. Con excepción de la quinoa, que sí tiene un precio algo más elevado, el resto de cereales son más que asequibles. Y cunden mucho, ya que al aumentar mucho su volumen con el agua, con un puñado tenemos suficiente para una ración. Incluso si los compramos ecológicos (muy aconsejable para el arroz integral, ya que en el salvado es donde quedan los pesticidas) su precio es asequible.
Los frutos secos también deberían ser nuestros aliados. Cierto es que estos tienen un precio no tan económico, pero también lo es el hecho de que la cantidad diaria no debería exceder de un puñado. Nada de comprar una bolsa y acabarla hasta verle el fondo por dentro mientras que vemos lo último de Netflix!! No dejan de ser una grasa, saludable y necesaria, pero en su justa medida.
Y los otros alimentos, los raros… ¿no son caros?
Puede que a estas alturas del post estés pensando; “sí, sí, pero hay un montón de cosas raras que comen los vegetarianos que son caras”. Si estás pensando en proteína vegetal como el tofu, el tempeh o el seitán, te aseguro que no son caros. En cualquier caso, no lo son más que los productos cárnicos o el pescado.
El tofu, por ejemplo es una proteína muy asequible económicamente hablando. Tienes presentaciones tamaño familiar por unos 8€, y te aseguro que podrás hacer muuuchos platos con esa cantidad de tofu.
El tempeh es algo más caro, estoy de acuerdo, pero no necesitas consumirlo cada día. Puede quedar como una forma de comer proteína más esporádica.
El seitán no es caro, tienes también formatos familiares, y además puedes hacerlo tú en casa de forma muy sencilla y económica. Me guardo como deberes subir una receta explicando cómo hacer seitán en casa, prometido!
Piensa que nuestras principales fuentes de proteína vegetal deberían ser las legumbres y los cereales integrales, y que las otras presentaciones las podemos dejar para variar, para platos especiales, pero no las necesitamos en el día a día.
Así pues, si comparamos precios entre a cuánto nos sale un kilo de ternera y uno de garbanzos, ¿cuál crees que es el caro? ¿Y cuantos platos puedes hacer con un kilo de carne y con un kilo de legumbre?
¿Y qué pasa con los ecológicos?
La alimentación ecológica debería tener un hueco también en nuestra despensa, pensando en nuestra salud y en el tipo de agricultura que queremos favorecer. Pero es cierto que no podemos comprarlo todooo eco. Por precio y porque muchas veces no lo encontramos fácilmente. Pero lo que sí podemos hacer es elegir unos cuantos productos eco para nuestra cesta de la compra. Por ejemplo, dar prioridad a aquellos que no se pueden pelar, como los fresones y las cerezas. Después debemos tener en cuenta, por ejemplo, si de un cítrico vamos a usar la piel para rallarla, aquí sí deberíamos comprar eco, pero si es para pelarlos puede no ser tan necesario. O pensar si vamos a consumir una fruta pelada o con su piel. Una manzana o una zanahoria no ecológica es mejor pelarlas, pero incluso así no dejan de ser una manzana y una zanahoria y son comida saludable.
¿Qué es lo realmente caro?
La alimentación saludable no es cara, lo que es caro es llenar nuestra cesta de la compra de chorradas y comida basura por muy ecológica y vegetariana que sea. Te aconsejo leer mi post sobre este tema pinchando aquí.
Que sea ecológico, que no contenga proteína animal o que lo aconseje un gurú por internet no convierte a un alimento en saludable, en equilibrado ni en apropiado. Puede estar a repleto de azúcar (aunque sea de caña, miel o jugo de agave, no deja de ser azúcar), puede ser un ultraprocesado, puede venir de la otra punta del mundo por lo que seguro no es de proximidad y probablemente tampoco de la temporada del lugar donde vivimos…
Alimentarse bien y seguir una dieta basada en vegetales no es caro, lo caro es estar desinformados y confundidos.