EL VERANO TARDÍO
QUÉ ES EL VERANO TARDÍO
En nuestra cultura solo contemplamos cuatro estaciones a lo largo del año, pero desde la perspectiva de la Medicina Tradicional China (MTC), hay una quinta estación. Esa quinta estación es el verano tardío.
Ese tiempo en el que los rigores estivales ya se marchan, los días empiezan a acortar pero aún no se puede decir que sea puro otoño.
El verano tardío es el momento de la transición entre la vida expansiva y luminosa del verano y los días cortos y replegados del otoño. Venimos de una energía de movimiento y progresivamente el cuerpo nos irá pidiendo calma, recogimiento.
Son esos días que vienen a coincidir con el inicio del curso escolar. Seguro que recuerdas los días en los que tan pronto hace calor de verano como en unas horas el viento gira y la tarde se vuelve fresca y oscura de repente. Y los que no vamos ya al cole, asociamos también este momento a pisar con los pies el suelo, a emprender nuevas actividades, estrenar, de alguna manera, un año nuevo.
El cuerpo también empieza un nuevo proceso y necesita hacer limpieza de los excesos del verano: mucho líquido, bebidas frías, verduras crudas, alcohol, dulces, helados…
En esta época suelen ser comunes los resfriados y los accesos de melancolía. Si no hemos ido con cuidado, es el momento en que nuestro cuerpo manifiesta una mayor debilidad, y por eso es más fácil enfermar. El paulatino recorte de horas de luz y el abandono de la vida en contacto con la naturaleza, más frecuente durante el verano, también nos puede pasar factura en forma de tristeza y decaimiento.
LA ESTACIÓN DEL ELEMENTO TIERRA
Venimos del verano, momento del órgano Corazón, del Elemento Fuego, de la máxima expansión, pero siguiendo el ciclo natural de la vida (tan bien estudiado en la Teoría de las 5 transformaciones por la MTC) esa energía de apertura irá decayendo.
Llega el tiempo del Elemento Tierra, el que nutre, como una madre, a todo lo que nace de ella. Por eso el conjunto de órganos más activos en este periodo son el estómago, el bazo y el páncreas. Los tres juegan un papel fundamental en la nutrición de nuestro organismo. El bazo y el estómago hacen posible que el alimento ingerido se convierta en energía y se genere y nutra la sangre. Además el bazo forma parte del sistema inmunológico.
El páncreas también juega un papel fundamental en la nutrición del cuerpo, ya que segrega la insulina que hará posible que el cuerpo controle y utilice la glucosa para generar energía.
LA ESTACIÓN MÁS DULCE
El Elemento Tierra se estimula y nutre con los alimentos de esta temporada, que son de color amarillo, naranja, ocre… Igual que el color de la naturaleza en este momento. Todo se viste de los mismos tonos: los árboles, los atardeceres, las frutas, las verduras…
Así mismo el sabor que nos pedirá el cuerpo es el sabor dulce, pero no de azúcares refinados, sino de alimentos naturalmente dulces, como las verduras redondas y de raíz, y las frutas de final de verano, más dulces por haberse aprovechado de todo el sol del verano.
CÓMO ALIMENTARSE EN EL VERANO TARDÍO
Las cocciones: Deberíamos ir reduciendo la cantidad de verduras en crudo, y pasarnos a las ensaladas prensadas o escaldadas. Empezaremos a hacer cocciones más largas, cremas de verduras, salteados largos, vapor, nishime, cocciones a la inglesa sin enfriar la verdura…
Buscamos una alimentación que nos de calma, centro, dulzura, reposo, para tener una energía más de Tierra, descendente, enraizada.
Las verduras redondas y de raíz propias de este tiempo son las más adecuadas. Hay mucho para elegir: todo tipo de calabazas, coles, coles de bruselas, bróquil o brócoli, zanahorias, boniatos, cebollas, nabos… Ideales para hacer cremas de verduras, salteados o guisos lentos y concentrados. La cocción aumenta el dulzor de estas verduras.
El cereal que más nos va a ayudar será el mijo. Tan desconocido aún como polivalente. Este grano de color amarillo, redondo y de pequeño tamaño es una bomba de minerales, ayuda a mantener la glucosa estable en sangre y a alcalinizar nuestro organismo. Se puede usar en sopas y purés, se puede cocinar con verduras, es ideal para hacer croquetas o hamburguesas vegetales y… hasta podemos preparar ricos dulces con él, como el flan de mijo.
El arroz redondo volverá a entrar en escena en detrimento del basmati y otros arroces de grano largo.
Todas las legumbres son siempre apropiadas, pero en este tiempo los garbanzos y las judías azuki son especialmente bienvenidas, sobre todo cocinadas con verduras de la estación. Las cocciones a presión y los guisos tipo “chup-chup” nos relajarán y endulzarán de forma natural.
Las frutas del momento son las manzanas, los higos, las peras, el caqui, las uvas, la ciruela morada. Recuerda no comerlas frías de la nevera, mejor sácalas un rato antes. Los alimentos muy fríos apagan el fuego del estómago, dificultan la digestión y debilitan nuestro organismo. Para aumentar el dulzor y digerirlas mejor, podemos hacer compotas.
También son apropiadas las algas, que nos ayudan a mineralizarnos después de las pérdidas del verano por la transpiración. El alga arame y la espagueti de mar son especialmente indicadas.
Y no podemos olvidar los fermentos, como el chucrut y los pickles, que nos ayudan a tener una microbiota fuerte y a reforzar nuestro sistema inmunitario.
Las semillas de calabaza y girasol seguirán siendo una buena opción, y poco a poco daremos paso a los frutos secos como la almendra, la avellana y por supuesto la castaña.
Evita alimentos dulces refinados y procesados, ya que ambos nos debilitan y nos dejan más expuestos ante las enfermedades.
MÁS ALLÁ DE LA ALIMENTACIÓN
Nuestros hábitos de vida tienen tanta importancia como nuestra alimentación en el cuidado de nuestra salud. Estas pautas te pueden ayudar a cuidarte durante esta temporada del año:
- Procura ordenar tu espacio de trabajo y de casa. Es un buen momento para deshacerte de aquellas cosas que no te sirven y no te dejan crecer. Para empezar nuevas actividades y hacer proyectos.
- Guarda algún momento del día para agradecer de forma consciente, parar y respirar detenidamente. Si crees que no tienes tiempo, o aun no tienes el hábito de meditar o de practicar alguna actividad relajante, no te agobies. Con dos minutos al levantarte y al acostarte en los que concentrarte en tu respiración profunda y agradecer, notarás un gran cambio.
- Si puedes, cena temprano. Lo más temprano que puedas, para irte a la cama a buena hora habiendo hecho la digestión.
- Procura seguir en contacto con la naturaleza. Aunque ya no es tan fácil como en verano ir a la playa o la montaña, al menos frecuenta un parque, o cultiva unas macetas en tu ventana, mira el sol salir o ponerse, observa el cambio de color de los árboles que haya donde vives… Cualquier cosa que te mantenga en conexión con la realidad de la estación en la que estamos.
Ahora ya solo tienes que poner en práctica estos consejos de alimentación y estilo de vida para hacer una transición hacia los meses fríos con una salud radiante. ¡¡¡A disfrutar de las mejores puestas de sol del año!!